Un balotaje sin mamuts

Por la Dra. Laura Maffei, directora de Maffei Centro Médico   

Los argentinos estamos frente a momento especial: nunca en la historia de nuestro país se ha producido un balotaje para una elección presidencial. Todos tenemos que tomar la mejor decisión, la que sintamos, en la que confiamos, cada uno en su intimidad. Se nos juega un proyecto, un futuro, muchas expectativas, cada una de las posturas representa un deseo, un temor, una incertidumbre.

Estos sentimientos son generadores de una reacción de estrés en cada uno de nosotros. La intensidad será variable según nuestra personalidad y el estado de estrés previo en el que nos encontremos. ¿Qué pasa en esa situación de estrés? Se trata de una reacción del organismo que  nos defiende de las amenazas, resulta indispensable para la supervivencia al punto que nos ha acompañado desde tiempos pretéritos. Nuestro cerebro detecta un peligro y envía señales a nuestras glándulas suprarrenales para fabricar dos hormonas llamadas Adrenalina y  Cortisol.

Estas hormonas nos preparan para luchar o huir eficazmente. Es así que nuestro  ritmo cardíaco se acelera, la tensión arterial aumenta y la frecuencia de la respiración también. La piel se pone pálida ya que la sangre va a los órganos centrales. La sudoración se incrementa para bajar la temperatura corporal y las pupilas se dilatan para mejorar la visión. A su vez el cortisol pone a disposición más cantidad de azúcar en sangre para que los órganos tengan la energía suficiente para este desafío.

¿Qué sucede en el cerebro? El nivel de cortisol vuelve a subir y estimula el hipocampo, región que interviene en la memoria para que estemos muy atentos a lo que sucede y además para recordar todo de modo de aprender de la experiencia y tener las mejores técnicas de defensa para otra oportunidad.

El problema actual del hombre contemporáneo es que no hay más mamuts por cazar ¡pero el cerebro no lo sabe! Y para él, toda situación de alerta ya sea una amenaza real o imaginaria representa un mamut y envía la orden a nuestras glándulas suprarrenales para  defendernos. Es así que una disputa familiar, una situación de malestar con un compañero de trabajo,  una experiencia en otro país, una pelea con un vecino, el tránsito son “mamuts”  que permanentemente nos acechan estimulando la liberación de cortisol. Este sistema de defensa cuando se encuentra permanentemente activado es el estrés crónico.

Es esta situación de estrés crónico la que perturba el sueño, contrae los músculos, es origen de tantas enfermedades cardio-metabólicas e inmunológicas.

Pero también perturba el carácter y aumenta la irritabilidad, la agresividad, el desasosiego; se afectan las relaciones interpersonales tanto familiares como personales.

Además, el cortisol altera la memoria rápidamente y de múltiples maneras lo que dificulta la atención selectiva y no nos permite diferenciar lo pertinente y lo no pertinente de una situación. El cortisol afecta también a la amígdala que regula nuestras emociones, el miedo que sentimos frente a situaciones diversas .

Todos los argentinos estamos sometidos a las presiones de los candidatos y sentimos temores, preocupación, incertidumbre. ¿Cómo podemos mejorar nuestra reacción hormonal de forma a que el cortisol no altere nuestro juicio, nuestra memoria y nuestras emociones?

El balotaje del 22 de noviembre reúne 4 criterios (falta de control en la situación, imprevisibilidad, novedad y afectación del ego) que lo definen como una situación altamente estresante, y por ende, nos genera vulnerabilidad. ¡Todos los argentinos estamos fabricando mucho cortisol! Y sus efectos serán más o menos perturbadores para nuestro cerebro según que estemos sometidos a un estrés crónico previo o agudo por el momento actual eleccionario.

¿Cómo bajar entonces nuestro cortisol? Tenemos que engañar a nuestro cerebro y desactivar el alerta: no hay mamuts a la vista. La conducta de evitación no suele ser la mejor a largo plazo ya que produce aislamiento, pero en este caso para algunas personas concentrarse en sí mismos y recibir menos estímulos negativos podría ayudar a disminuir la intensidad de la incertidumbre. Así, parte de la clave de poder bajar nuestro nivel de estrés para lograr una decisión calma puede ser no sobrexponerse a la apabullante información a la que estamos expuestos .

 A otros les puede ser útil pensar  en el país que quieren y como van a participar en él, desde sí mismos y más allá de la política, siendo responsables de un futuro mejor  para sentir que de alguna forma retoman el control de la situación y mejoran su ego.  Así como los estresores son diferentes para cada uno, las soluciones también lo son.

Sin estrés no se puede vivir, estaríamos muertos. El cortisol es una hormona que, a pequeñas dosis, es positiva e indispensable para sobrevivir. Pero que, a grandes dosis, nos intoxica y no nos permite tomar buenas decisiones. Hay que lograr usar nuestro lóbulo frontal y racional para convertir a los mamuts en  animales no peligrosos para nuestro cerebro y poder enfrentar nuestros desafíos sanamente.

Es posible que, siguiendo la Ley de Darwin, en algún momento haya mutaciones que permitan a nuestro cerebro diferenciar bien que es una amenaza real de una imaginaria, pero hoy necesitamos de nuestra voluntad y análisis de la situación para bajar mejorar la secreción de cortisol y así controlar nuestro estrés y sus consecuencias.

 

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